La compañía Acens pronostica que el próximo año será el del fin del megabyte como medida habitual de almacenamiento. Acens ha elaborado una infografía para ayudarnos a entender las equivalencias de las unidades de medida que están por encima del megabyte.

En 1 gigabyte (1.024 Mb) se guardan los datos generados por una pyme de treienta empleados en un día de trabajo. En un terabyte (1.024 Gb) caben 8 millones de tuits. Un petabyte (1.024 Tb) equivale al 40% de la capacidad de almacenamiento del cerebro humano. El exabyte (1.024 Pb) corresponde a veinte veces el contenido de todos los libros escritos en la historia hasta el presente. Aún hay más. Un zetabyte equivale al tráfico total de Internet en el año 2015. ¿Y había escuchado alguna vez hablar de yottabyte? Pues corresponde a 1.257 iPad 3 de máxima capacidad por cada habitante de la Tierra, o la capacidad del centro de datos que la NSA inaugurará este año.

Consumidores voraces

En la era digital, somos consumidores voraces de almacenamiento. ¿Cuántos gigabytes de información llevamos encima en pequeños dispositivos que ya son habituales en nuestra vida? Móviles inteligentes, reproductores de música, libros electrónicos y cámaras digitales almacenan de decenas de miles de canciones, cientos de horas de vídeo, miles de libros y centenares de fotos. Más Internet, que se ha convertido en un inmenso disco duro virtual accesible desde cualquier dispositivo con conexión. Hoy podemos retocar una foto, escuchar música, compartir una presentación o almacenar archivos personales utilizando los distintos servicios en la nube.

La necesidad de almacenamiento de los consumidores parece no tener techo. Cada vez tenemos más películas, más música, más fotos, más aplicaciones. Las primeras llaves USB ofrecían tan solo 16 Mb de capacidad. A principios de año, Kingston presentó una llave USB de 1 terabyte. El primer iPod asombró por sus 5 Gb, en los que se podían almacenar 1.000 canciones en formato mp3. El actual iPod classic cuenta con 160 Gb, lo que significa hasta 40.000 canciones, 200 horas de vídeo, 25.000 fotos.

Lo que aún está por ver es cómo puede afectar al mundo del almacenamiento personal el hipotético cambio en la forma de consumir ocio digital. Si se imponen conceptos como el streaming de música y vídeo, o el juego en línea, el consumidor final tendrá menos necesidad de utilizar soportes para almacenar música y películas, que podrían estar siempre a un clic en Internet.