Enero es un mes que tradicionalmente se vive, en muchas familias, como un mes agresivo con la economía. Se suele hablar de la cuesta de enero para referirse a cómo afrontamos en algunas ocasiones los costes de los excesos navideños, tanto en cuestión de alimentación, como en regalos o eventos fuera de casa. La cuesta de enero no es ni más ni menos que la "resaca" de los gastos extra de Navidad.

¿Cómo evitar sufrir la cuesta de enero? Sobre el papel es sencillo: pasando las navidades con mesura, dedicando tiempo a las compras, escapando de las compras de último minuto o las que son por impulso. Seguro que todos los años nos hacemos propósitos para no caer en los mismos errores, pero caemos. Y luego, cuando llegan las rebajas, pensamos que está todo controlado. Si no quieres caer en el error, otra vez, sigue nuestros  trucos y consejos, seguro que te funcionan!

El paso número 1: controlarse en Navidad

Esto ya es algo que no podemos solucionar: si no hemos sido capaces de consumir con mesura en las fiestas navideñas, ahora tenemos que asumir el golpe. Para la próxima vez, lo mejor es asumir de una vez por todas que no comemos tanto marisco, ni tanta carne, ni bebemos (o no deberíamos) tanto vino, ni comemos tantos dulces. Y también debemos ser consecuentes con aquéllo que a lo mejor una vez pensamos: "los niños no van a jugar con 14 juguetes diferentes, este año nos controlamos".

El paso número 2: asumir el control en enero

Si no podemos conseguir el paso 1, necesitamos la ayuda de este paso 2: asumir el control. Como ya estamos sensibilizados por el gasto extra cuando consultamos saldos y extractos de tarjetas, estamos mejor preparados psicológicamente para sacar las tijeras. Recortaremos los gastos innecesarios, es el momento de replantearse si necesitamos o nos interesa esa suscripción a una revista, ese producto financiero al que no le sacamos rendimiento, ese abono mensual al gimnasio al que llevamos meses sin ir (es el momento de decidir si sigues, que está bien, o si te lo ahorras y sales a caminar o correr), esa suscripción a canales de pago que no aprovechamos como querríamos.

El ajuste es siempre igual: pensar con la mente clara qué aprovechamos y qué no, y no tener reparos en cortar por lo sano. Son servicios y productos que siempre que queramos volver a contratar nos recibirán con los brazos abiertos, no estamos hablando de cosas de primera necesidad. Es el momento de cortar por lo sano para construir un presupuesto bien hecho, consecuente con nuestro estado financiero. No solo nos sirve para la cuesta de enero, nos va servir para mantener nuestra economía sana el resto del año.

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Foto | f_mafra