Hay razones para pensar que aquí en España, cuando alguien te pide "la voluntad" por un servicio o un producto, la tendencia puede ser pagar poco, o incluso nada. Imagina que pagas la voluntad cuando sales del cine, ¿cuánto sería eso? Si te gusta la película, seguro que no pagas lo mismo que si te aburres, y si vas al cine a pasar el rato porque hace frío o calor fuera, lo más probable es que termines dejando la "hucha" vacía.
Pagar lo que cada uno considere justo es muy subjetivo, pero a lo mejor estamos subestimando la buena voluntad de las personas de este país y nos llevaríamos una grata sorpresa, siempre que antes estudiásemos el cómo y la campaña de marketing para conseguir que, realmente, la gente valore tu producto con una compensación económica. En otros países sí que es una práctica más habitual, pero realmente parece más una moda que un modelo válido que cambie la economía.
Parece de chiste, pero es cierto que hay negocios que practican este modo de pago tan peculiar, y que además consiguen ingresos por ventas de sus productos, ya hablemos de restaurantes, de editoriales o escritores que practican la autopublicación, o de teatros. En algunos casos se utilizan trucos para "forzar" al pago de una cantidad que el cliente considere justa por el mero hecho de no dejar mucho tiempo a la reflexión. En otros casos, a pesar de que la mitad de los consumidores no aporten dinero, las ganancias de los que sí lo hacen consiguen que el negocio sea rentable.
Decir que se pague "la voluntad" no es ofrecer un producto gratuito. En 2009, un restaurante en Barcelona daba la opción a los clientes de pagar, en un sobre cerrado, lo que considerasen oportuno tras terminar su comida. Radiohead puso en práctica este método hace seis años cuando publicaron "In Rainbows", y la publicidad conseguida, por mucho que después no lo hayan repetido, sirvió de revulsivo y acabaron ganando más dinero en iTunes del que habían ganado anteriormente.
Puede verse como una estrategia de publicidad, puede verse como un intento honesto porque las cosas vayan mejor, pero hay quien afirma, como Jordi Tena, sociólogo de la Universitat Autónoma de Barcelona, "no creo que esta fórmula permita construir un sistema de consumo alternativo que permita abandonar el convencional". Y yo estoy en ese punto, no creo que esto pueda ser una alternativa viable, pero sí una manera de estimular, en cierta manera, el consumo de ciertos productos y servicios en una fase temprana de promoción.
Por ejemplo, un autor puede ofrecer un producto gratuito, o por el que se pague "la voluntad" como una forma de obtener publicidad "gratuita" de su obra por parte de quienes la consumen gratuitamente, además de conseguir unos primeros beneficios con las personas que deciden recompensar el esfuerzo creativo del autor. Como en todo, existen muchos matices y mucho avispado que se lleva un producto de calidad por la cara. ¿Qué piensas de esta modalidad de venta?
Vía | Smoda
Foto | dbaron