Una de las muchas cosas que ha cambiado radicalmente con la llegada de la fotografía digital es lo fácil que es ahora hacer copias de nuestras fotos por si pasa algo, no como antes, que si perdíamos los negativos, no había nada que hacer.
Pero con la fotografía digital también hacemos cantidades ingentes de fotos, muchísimas más que cuando había que gastar carrete. Así que es necesario un mínimo de disciplina y organización para poder encontrar luego la foto que buscamos, y de paso para no perderlas ante un fallo de un ordenador, de un disco, etc.
Es indudable que aquí se aplica aquello de que cada maestrillo tiene su librillo, pero el método que uso yo es el siguiente.
- Cuando estoy haciendo las fotos, llevo varias tarjetas para la cámara, en concreto cuatro de 8 GB. Al final del día, si es un viaje de varios días, las paso al portátil o a un disco duro provisto de lector de tarjetas, en mi caso un EPSON P-2000 que ya tiene unos años, pero que cumple perfectamente con su función.
- No borro las tarjetas según se van llenando a menos que hacia el final del viaje no me quede ninguna libre, porque así ya tengo una copia de seguridad de las fotos.
- Tampoco uso tarjetas de más capacidad, porque si fallara una, cosa que afortunadamente por ahora nunca me ha sucedido, perdería menos fotos.
Una vez de vuelta en casa, toca organizar las fotos.
- Para ello las vuelco a un Drobo, que es un dispositivo de almacenamiento compuesto por varios discos que tiene como principal ventaja que si falla uno de ellos no pasa nada porque reparte la información entre ellos de tal modo que siempre se puede reconstruir en caso de un fallo.
- En ese disco creo una carpeta por cada año, y dentro de cada año voy nombrando las carpetas en la forma
aaa-mm-dd
junto con una descripción para que queden ordenadas, como por ejemplo 2011-08-09-16 Ámsterdam; en el caso de haber utilizado varias cámaras creo dentro de esa carpeta una carpeta para las fotos de cada una de estas cámaras. - Hasta hace unos años, además de esto copiaba las fotos de cada viaje o sesión en uno o varios CDs o DVDs para tener una copia de seguridad, RAID o no, pero lo cierto es que ahora, dado el abaratamiento de los discos duros, lo que hago es que me llevo en el portátil una copia de las carpetas que añado al final de cada viaje a un disco duro normal que tengo en mi despacho, de tal forma que tengo duplicada mi colección de fotos en dos discos distintos.
Así, el Drobo es el disco contra el que trabajo cuando proceso las fotos, mientras que el que está en mi despacho es mi copia de seguridad.
Es cierto que de este modo si ocurriera un desastre con el Drobo perdería los archivos sidecar en los que se graban los datos de revelado de cada foto cuando proceso los RAW, pero es un riesgo que estoy dispuesto a asumir.
Dependiendo ya del grado de paranoia de cada uno y de la importancia de las fotos, se podría hacer una copia más en algún servicio de almacenamiento en la nube, aunque debido a la lentitud de las conexiones de subida, esto puede ser un tanto desesperante. Personalmente, no uso ningún servicio de estos como copia extra de mis fotos.
En el caso de un uso más profesional, probablemente a este proceso sería necesario añadir el de etiquetar y añadir descripciones a las fotografías con algún programa que permita hacer tal cosa como por ejemplo Lightroom, pero para un uso personal, llevo años usando el método propuesto, y me funciona sin problemas con los varios miles de fotos que forman mi colección.
Por cierto que yo no soy muy de vídeo, pero este método también sirve para guardar y organizar vídeos.