Mudarse de vivienda es algo que a todos nos toca una vez en la vida. O más de una. Las empresas de mudanza suelen hacer un buen trabajo si las buscamos bien, pero como buen trabajo tiene un precio que en ocasiones puede que no nos convenga. Por la razón que sea, que no tiene por qué ser simplemente económica sino que por alguna razón podamos trasladar nosotros la mayor parte de las cosas a mudar.

Cabe decir que ante una mudanza no conviene perder la cabeza empeñándonos en llevar todo, absolutamente, nosotros. El mobiliario más pesado o complejo de trasladar puede darnos más quebraderos de cabeza (y a lo mejor alguna que otra lesión), y además hay que desmontarlo y volverlo a montar. Para esos casos lo mejor es recurrir a profesionales que, de hecho, también nos ofrecerán un seguro para nuestros muebles y así podremos estar tranquilos. Pero para el resto de objetos, siempre podemos recurrir a estos consejos para que todo sea más llevadero.

Lo primero y más evidente es que conviene que nos deshagamos de la mayor cantidad de cosas inútiles posible. La mudanza es la mejor limpieza de trastos que se ha inventado, y eso es porque curiosamente cuando nos mudamos empezamos a comprender la cantidad ingente de cosas que atesoramos en nuestras casas, y a las que raramente damos uso. Es un hecho, comprobadlo si queréis.

Donar o vender en sitios de segunda mano como eBay, por ejemplo, suele dar buenos resultados si lo hacemos con tiempo. Sacaremos un dinerillo que nos viene muy bien para reinvertir en esos profesionales que desmonten nuestros muebles y los vuelvan a montar en la nueva vivienda y habremos eliminado de la lista dos o tres cajas. Un movimiento redondo.

Para empaquetar, usa materiales "reciclados" como por ejemplo viejos periódicos (conviene tener unos cuantos guardados, ¡sin acumular demasiados!), cajas de cartón que los supermercados desechan, puedes pedirlas y en muchas ocasiones te guardarán varias cajas desmontadas. Ellos los reciclan, así que qué mejor que darles un último uso. con el papel de periódico puedes envolver los objetos más frágiles para que en el transporte no se deterioren.

Lo mejor para ahorrar tiempo es ser muy organizado. Planificar en qué caja va qué cosa, etiquetar bien los bultos, colocar los objetos debidamente protegidos siguiendo un orden y no tratar de llenar en exceso las cajas, porque correremos el riesgo de que algunos de los objetos empaquetados se descoloque y pueda romperse.

Pedir ayuda a familiares y amigos es una buena idea: ellos te ayudarán y tú harás lo propio cuando ellos te necesiten. Si vas a contratar profesionales para ciertas cosas, pide tres presupuestos. Si necesitas mover tus cosas lejos, lo mejor será alquilar una furgoneta o un camión mediano para hacer el mínimo número de viajes posible. De nuevo, dedica tiempo a buscar una oferta buena.

De todos estos consejos, creo que el más importante es el de deshacerte de todo lo que no te sirve. En ocasiones puedes reducir la cantidad de objetos a trasladar un 30%, 40% ¡o más!

Vía | Frugal Dad

Foto | Arkangel