Cuando se habla sobre problemas de salud o de algún tipo de dolencia a menudo se suele pensar en los fármacos como respuesta para combatirlas, pero lo cierto es que existen cada vez más alternativas para conseguir paliar los efectos y las consecuencias de muchas de ellas. Hoy, en el Día Mundial del Párkinson, repasaremos algunos avances que ha proporcionado la tecnología en el campo médico para mejorar la calidad de vida de todos aquellos que padecen esta enfermedad.
Todo el mundo suele tener una idea aproximada de qué es la enfermedad de Parkinson (EP), bien por algún caso cercano o bien por personajes destacados (Michael J. Fox, Katherine Hepburn o Muhammad Alí la tuvieron). Aunque los efectos de la enfermedad de Parkinson son bien conocidos, es importante esclarecer los tópicos que pueden conducir a la confusión o a la desinformación.
Según se explica en el Libro Blanco del Párkinson en España, se trata de un "un trastorno neurodegenerativo crónico producido por la destrucción, por causas aún desconocidas, de las neuronas 'dopaminérgicas' (?). Estas neuronas actúan en el sistema nervioso central y utilizan como neurotransmisor primario la dopamina, encargada de transmitir la información necesaria para el correcto control de los movimientos".
Sin el adecuado nivel de dopamina comienzan a aparecer los síntomas de la enfermedad, como pueden ser la rigidez, la bradicinesia, los temblores, la inestabilidad para adoptar una postura durante cierto tiempo y la incapacidad de articular movimientos, entre otros. Además, puede generar un completo cambio de la conducta y del estado de ánimo.
La enfermedad fue descrita por primera vez en 1817 por el médico inglés James Parkinson, de quien tomó el nombre, aunque este la había detallado más bien como una "parálisis agitante" que reflejaba la dificultad de movimientos y el temblor en reposo. Por aquel entonces la esperanza de vida no superaba los 50 años y no fue hasta el último tercio del siglo XX cuando se descubrió que la pérdida de las células dopaminérgicas causaba estos síntomas, lo que permitió abrir numerosas vías de investigación gracias a la tecnología.
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Avances tecnológicos más actuales
Estimulación cerebral profunda
La estimulación cerebral profunda o DBS (Deep Brain Simulation) es un proceso quirúrgico en el que se implantan varios electrodos en zonas muy específicas del cerebro para regular la actividad neuronal controlando así los síntomas motores.
Aunque ha sido efectivo en algunos pacientes, el riego de la operación es muy evidente ya que podría desencadenar trastornos irreversibles.
Ultrasonidos focales
Al contrario que el anterior, este no implica una cirugía cerebral, sino que se trata de una serie de ultrasonidos de alta intensidad que dañan partes muy concretas de este órgano.
El resultado final sí que se asemeja bastante al de la estimulación cerebral con la objeción de que estas lesiones que se producen no son reversibles como en el caso de la DBS, donde, si se llegan a detectar problemas, el tratamiento puede detenerse.
Guantes inteligentes
La startup inglesa Gyro Gear ha creado Gyro Glove, unos guantes con los que contrarrestar, en cierto modo, la enfermedad. En el dorso de la mano lleva incorporados unos giroscopios (discos giratorios) que pueden contrarrestar cualquier movimiento brusco de manera rápida para mantener la posición deseada.
Cucharas inteligentes
Tanto GYENNO como Liftware (adquirida por Google) tienen varios modelos de cucharas con los que controlar los temblores a la hora de comer. La única diferencia entre ambas es que la primera descarga automáticamente todos los datos sobre los movimientos en la nube y un algoritmo determina un patrón para que las respuestas del gadget sean más efectivas. Ambas pueden adquirirse en este momento, pero esta última característica solo se puede encontrar en China, país del que procede la compañía.
PathFinder
Estos zapatos desarrollados por una compañía inglesa proyectan unas señales luminosas en el suelo que ayudan a los enfermos de Parkinson a evitar objetos y les ayuda ante la congelación durante la marcha o FoG (Freezing of Gait), un síntoma que provoca que las personas se sientan congeladas al suelo.
Bastón inteligente
Las caídas son un aspecto que no solo les preocupa a aquellos que tienen párkinson. Este bastón entiende los hábitos de los usuarios y deduce qué situaciones no son habituales (enfermedades, cansancio, caídas, etc.) y se conecta directamente a la red GSM (no requiere otro dispositivo).
En ese momento, los cuidadores reciben automáticamente una llamada telefónica, un SMS o un correo electrónico que puede incluir la ubicación del propietario (gracias a un sistema GPS integrado).
El cuidador indica que ha recibido la alerta y la confirmación se envía al bastón, lo que le permite a su usuario saber que uno de sus contactos ha sido contactado.
Cinturón para prevenir las caídas
Este otro gadget también está pensado para las caídas, aunque en este caso es para minimizar las consecuencias. Creado por la compañía Active Protective, gracias a sus sensores detecta los movimientos anómalos que propician las caídas y en cuestión de segundos despliega un airbag alrededor de la cadera para evitar fracturas en la cadera.
Hoy por hoy no se conoce una alimentación, estilo de vida o ejercicios que puedan proteger de padecer párkinson, por eso deberemos seguir muy de cerca todas las tendencias que pueden marcar el futuro del campo médico, como la monitorización constante de parámetros de salud y actividad física, la accesibilidad y empoderamiento (papel más activo de los usuarios para cuidar su salud), el uso del Big Data, la medicina personalizada, la telemedicina, las terapias digitales, la bioimpresión 3D, la utilización de los robots, las píldoras inteligentes y los implantes biónicos.
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