A pesar de que cada nueva generación de ordenadores llega a nuestras manos rebosantes de gigas que llenar en sus discos duros, la necesidad de compactar el espacio ocupado se mantiene tan viva como aquellos primeros programas en MS-DOS que permitían comprimir archivos.
Estándares que han sobrevivido a todos los sistemas operativos que han llegado a nuestros PC, y que se han esmerado por hacernos las cosas mucho más fáciles gracias a sus interfaces.
De aquellos viejos comandos de texto hemos pasado a elaborados menús donde con apenas unos pocos clics, no solo podemos elegir dónde descomprimir los archivos adjuntos de un email, o la descarga desde una nube de almacenamiento. Sino también elegir cómo trasladar mejor toda la información que tenemos guardada en ese archivo ZIP, RAR, etc., con la mayor protección posible. E incluso compartiéndola prácticamente en tiempo real con todo un catálogo de contactos almacenados en la agenda.
¿Por qué usar una aplicación cuando Windows 10 ya tiene su propio sistema nativo para descomprimir archivos?
No podemos obviar que Windows 10 cuenta con su propio sistema de compresión y descompresión de archivos ZIP, el cual nos descargamos de la Red integrado en el Explorador de Archivos.
¿Por qué instalar una aplicación para hacer lo mismo? Las razones son dos:
- Windows no tiene compatibilidad con todos los tipos de archivos. De hecho, sólo admite la compresión y descompresión en ZIP.
- Si bien para descomprimir este tipo de archivos es práctico, la compresión que hace no está muy bien optimizada y no conseguimos el objetivo de reducir al máximo el espacio que ocupan los documentos.
De todas las apps que tenemos disponibles dentro de nuestros ordenadores, nos vamos a quedar con cuatro. Estas vienen a ser las más populares y as que más compatibilidad ofrecen a la hora de descargarnos cualquier archivo alojado en Internet.
Pero, ¿imagináis cuál es la primera de todas las que os vamos a recomendar? ¿Cuáles son las mejores alternativas que tenemos ahora mismo dentro de Windows 10?
Winzip, el auténtico rey
El formato ZIP es uno de los primeros y tiene su fecha de creación en el año 1989.
Lejos de entrar en cuestiones técnicas, se trata de un sistema muy ingenioso que comprime cada archivo de forma separada, lo que permite acceder a un documento, una imagen o lo que sea que queramos recuperar, de forma independiente sin necesidad de tener que descomprimir el resto.
Ese detalle, y el hecho de que es un formato de compresión sin pérdida, le han granjeado una popularidad que se mantiene intacta desde hace más de tres décadas
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Winzip fue de las primeras en aparecer, para manejar este tipo de archivos y por ello es de las más conocidas y utilizadas en todo el mundo.
Que no os engañe el nombre. Nos permite descomprimir prácticamente cualquier formato de archivo que encontremos en Internet, y también incluye todo tipo de funciones para proteger nuestro contenido: cifrado, contraseñas de apertura, etc.
De esa manera, es mucho más seguro almacenar información de interés, o documentos de trabajo de tal forma que nadie pueda husmear en ellos.
Además de lo anterior, también tenemos una potente interfaz con opciones para compartir esos archivos de forma directa en nuestro PC, en la nube y, por supuesto, con cualquier contacto que tengamos apuntado en la agenda.
Gracias a Winzip, enviar un documento “zipeado” a una dirección de correo, o como enlace, es más sencillo y rápido que andar adjuntando en varios emails.
Precisamente, esta aplicación permite la compresión en archivos separados de grandes cantidades de información. Por si en un futuro queremos manipularlos de forma mucho más rápida y eficiente que dentro de un único gran documento con decenas de gigas.
WinRAR, más lento pero seguro
El segundo programa que os recomendamos es, también, el heredero de otro formato de compresión sin pérdida que se estrenó en el año 1993. Cuando comenzaron a llegar los primeros desarrollos y unidades de CD-ROM con decenas de megas donde hacían falta mayores tasas de compresión.
A diferencia de ZIP, en este caso obtenemos una mayor cantidad de espacio libre una vez que adjuntamos varios archivos a un mismo documento comprimido.
Eso sí, esa mayor tasa de compresión que consigue tiene una parte negativa, que es la de necesitar más tiempo para tratar una misma cantidad de información.
De esta forma, tenemos que elegir entre la mayor rapidez de uno, y la mayor tasa de compresión del otro.
Sea como fuere, RAR es junto a ZIP el estándar más utilizado dentro de los archivos comprimidos que nos podemos encontrar a lo largo y ancho de Internet.
La aplicación de Windows 10 también ha evolucionado y podemos descargarla desde varias fuentes fiables, como es la propia WinRAR.
Actualizan de forma periódica para estar siempre a la última con el sistema operativo más moderno y, por supuesto, traducido al idioma que necesitemos.
Con él en vuestro PC, podréis comprimir y descomprimir prácticamente cualquier formato conocido y crear archivos con varios niveles de seguridad.
Eso sí, en lo que a funciones a la hora de compartir se refiere, anda mucho más lejos que en el caso de Winzip.
7-Zip, el más completo de todos
El tercero en discordia es el 7-ZIP, una evolución del formato original de 1989 creado justo una década más tarde por un desarrollador ruso.
Buscaba un sistema mucho más “sólido”, capaz de alcanzar tasas de compresión mayores que las del ZIP en unos porcentajes que van del 30% al 70%. Es más, los archivos resultantes pueden llegar a tener un tamaño máximo de hasta 16 billones de GB.
Tal es su versatilidad que su fórmula es capaz de aplicar un filtro a los ejecutables para aumentar todavía más su compresibilidad.
En cualquier caso, aunque encontramos en Internet mucho contenido comprimido con este sistema, podéis encontrarlo inserto dentro de otras alternativas como Winzip o la propia WinRAR. Por lo que no os hará falta una aplicación específica para ella, que también tenéis disponible desde aquí.
TAR, el pionero para almacenar cintas
Diez años antes de la llegada del formato ZIP, en 1979, TAR era desarrollado como sistema para almacenar información de forma consistente en cintas magnéticas, de ahí su nombre: "Tape ARchiver".
A diferencia de los anteriores, no se trata de un formato de compresión en sí mismo. Es un protocolo para guardar información al que luego se le aplica un segundo proceso para comprimir toda su información.
Es por eso que los archivos TAR comprimidos tienen extensiones diferentes dependiendo del formato utilizado.
Así, podemos encontrar los archivos TGZ para los que son TAR comprimidos con GZIP, TBZ, TBZ2; TB2 para los TAR con BZIP2; TAZ o TZ para los TAR creados con LZIP y, por último, los TXZ para los LZMA y los TLZ para los XZ.
Es por eso que, en el caso de los primeros, un “archivo.TAR” pasa a llamarse “archivo.TAR.GZ” cuando se aplica una compresión GZIP.
Parece un poco barullo, pero seguro que habéis encontrado archivos comprimidos de esta manera en algunas webs de Internet. Sobre todo, provenientes de entornos UNIX.
Se trata de una herramienta que en Windows no está tan avanzada ni actualizada como en el caso de los otros programas que os recomendamos más arriba. Pero que es útil tener para cubrir todo el arco posible de alternativas a esas descargas que habitualmente encontramos en la red.
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