La zona de confort se puede definir de muchas maneras, pero la que para mi es la definición más certera es aquella que hace mención a la rutina en la que estamos cómodos. Las personas tenemos tendencia a sentirnos cómodos con nuestra cotidianidad, somos resistentes al cambio y nos asusta afrontar nuevos retos. Esto nos puede parecer exagerado pero, ¿cuántos de nosotros hemos afrontado un cambio sin tener la seguridad de que contamos con respaldo por si las cosas salen mal?
Sentirnos cómodos en nuestro día a día, en nuestras relaciones con los demás, en el trabajo, en el camino hacia el trabajo y hacia casa, en nuestras relaciones familiares... Sentirnos cómodos es nuestro objetivo. Afrontar un nuevo reto puede suponer una incomodidad, y por eso se utiliza la metáfora de la zona de confort: cuando queremos evolucionar, muchas veces debemos salir de la zona de confort en la que estamos tan cómodamente instalados.
Para los emprendedores, la zona de confort es la zona en la que no pueden desarrollar nada que valga la pena. Al menos en muchos casos. En la zona de confort recurrimos a nuestra rutina, a lo que nos hace sentir seguros, a nuestros familiares, a nuestros conocidos, nos encontramos encorsetados dentro de las convenciones sociales... Y nuestra creatividad es falsa, no explota y no nos permite desarrollarnos por completo.
Salir de la zona de confort es un paso muy importante, y muy difícil. No todo el mundo es capaz. Sentimos miedo. Queremos regresar al calor de lo conocido, y sobre todo, nos engañamos constantemente para no dar ese paso decisivo que es el que realmente nos va a permitir llegar a conseguir nuestro sueño. Sobre todo esto va el siguiente vídeo, una producción muy original que nos sitúa sobre qué es la zona de confort, por qué debemos salir de ella y qué beneficios podemos obtener.
Vía | SoyGik