El GPS que incorporan los smartphones nos permite ubicarnos en un mapa, navegar cómodamente por las calles con el coche o incluso trazar recorridos que realizamos habitualmente por diversas zonas, por ejemplo, los lugares de ejercicio en donde entrenan los runners. Pero, por otro lado, la circuitería que hace que el GPS reciba las señales de posicionamiento desde los satélites es uno de los componentes que más consumen en un teléfono móvil. ¿Cómo utilizarlo sin que al cabo de un rato se haya chupado la batería? Ahí van algunas consejos:
Comprobar que el GPS no se ha quedado activado. En los terminales Android y iOS puede suceder que las aplicaciones que utilizan el GPS se queden funcionando en modo multitarea (de fondo) mientras hacemos otras cosas. De modo que si consultamos un mapa o activamos el navegador callejero en mitad de la ciudad, cambiamos de aplicación y nos ponemos a hacer una llamada o escribir en Twitter, pudiera suceder que el GPS siguiera funcionando y consumiendo sin que nos demos cuenta.
En el iPhone es fácil saber si el GPS está activado mirando los iconos de la parte superior: si aparece la flecha-brújula del GPS, eso significa que "algo" está usando en ese momento el GPS. ¿Qué aplicación? Normalmente serán los mapas, pero también pueden ser aplicaciones que geolocalizan las fotos, añaden la información del lugar a los tuits, los estados o prácticamente cualquier otra que tenga "permisos" para hacerlo. Un sencillo truco es hacer doble-clic sobre el botón de inicio y revisar las últimas aplicaciones, de izquierda a derecha. Algunas de ellas requieren elegir la opción Apagar (Switch-Off), por ejemplo, el navegador para coche Waze, o utilidades como DatosGPS o similares.
Lo importante es entender que la opción de cambiar de aplicación o volver al menú no sirve para apagar realmente esas apps: hay que elegir el botón de Apagado manualmente. En caso de dudas, una opción más segura es "matar" la aplicación manteniéndola pulsada en el menú de aplicaciones activas (tras hacer doble clic en el botón Inicio); eso las cierra definitivamente. Otra forma de encontrar la aplicación rebelde es ir a Ajustes, elegir Localización y mirar qué aplicación tiene la flechita de la brújula de color morado (puede haber otras en gris). Esa es la aplicación que tiene el control del GPS en ese momento. Basta arrancarla, apagarla y listo.
En los terminales Android el icono de la antenita y las ondas de la parte superior de la pantalla es el que indica que el GPS está activado y funcionando. Tenerlo activado no es problema ?no consume batería? mientras no se esté utilizando activamente. Normalmente al salir de las aplicaciones ese funcionamiento se "congela" y el consumo baja a cero, pero en caso de que algún programa rebelde siga haciendo uso de él ?esto puede notarse por que incluso el teléfono se caliente por el excesivo uso del chip GPS? habría que apagarlo. Se pueden consultar qué aplicaciones están funcionando ?alertas que funcionan por proximidad, redes sociales, navegador de coche, etcétera? mirando en Ajustes, Acerca del teléfono, Uso de la batería. También se pueden apagar selectivamente yendo a Ajustes, Aplicaciones y Servicios en ejecución.
El sentido común nos dice que además de estas soluciones lo importante es hacer un uso racional del GPS: en las preferencias del sistema se puede decidir qué aplicaciones pueden usarlo y cuáles no. Otras, por ejemplo, lo usarán únicamente para consultar la ubicación y "afinar" la publicidad que envían? ¿es esto necesario? Desactivar totalmente el GPS no tiene por qué ser ningún trauma, sino una medida de ahorro energético inteligente. Si estamos en carretera y sabemos que no lo vamos a necesitar durante 50 o 100 kilómetros, mejor apagarlo? ¿por qué no apagarlo? En definitiva, se trata de hacer un uso inteligente de sus posibilidades, sin olvidar que existen todas estas soluciones de emergencia para optimizar su consumo.
Foto | GPS (CC) Highways Agency @ Flickr