Corren malos tiempos, y no solo para la lírica. La crisis, el endeudamiento y la poca perspectiva de mejora a corto plazo hacen mella en la moral de los consumidores, y por supuesto en la de los ahorradores. Hay muchas clases de deudas, las hay que no tienen remedio, las hay por descuido, las hay por una mala orientación, planificación o por falta de sentido común. Sea como sea, son la misma cosa: una deuda, dinero que debes y no tienes.

La mejor manera de no tener deudas, es no tener deudas. Capitán Obvio al rescate. Creo que los consejos más interesantes son la cosa más obvia del mundo, por eso insisto en parecer el más obvio del barrio. La mejor manera de emprender un camino es recorrerlo, ¿verdad? Después de un primer paso, va el segundo y de ahí a la eternidad. Te enseñamos tres pasos útiles para olvidarte de tus deudas.

Los dos primeros pasos son comunes a muchas listas de consejos y se resumen en uno solo. Es por eso que puedo explicarlos muy bien, porque en parte los he aplicado a mi propia economía. El elemento clave para eliminar las deudas de nuestras vidas es la tarjeta de crédito: no pidas ninguna, no uses ninguna, deshazte de las que tengas.

Si no tienes la posibilidad de usar dinero prestado por el que te cobrarán mucho dinero tras utilizarlo, no aumentarás tu deuda. Cierto que no tendrás esas cosas que deseas inmediatamente. Para paliar un poco esa ansia utiliza la regla de los 30 días.

Una vez eliminados lo peligros del uso fácil de tarjetas de crédito, empéñate con esfuerzo en tener un fondo para emergencias con dinero en metálico. Cada mes aparta lo que puedas para ese fondo. Si hay algún imprevisto, tira de él. Será tu tarjeta de crédito a cero intereses. Es difícil hacer esto, pero vale la pena.

Con todo esto montado, dedícate a cancelar deudas progresivamente. En este punto me apropio de la definición de Erik, la bola de nieve de deuda: empieza cancelando la deuda más pequeña. Cada mes tendrás que pagar unos mínimos por cada una de las deudas. Una vez hecho esto intenta pagar el máximo a mayores de la deuda más pequeña: la eliminarás muy pronto.

Después sigues pagando los mínimos, pero atacas a la siguiente deuda en cuantía. El proceso es muy sencillo, pero permite ir rompiendo la percepción psicológica de "tengo muchas deudas". ¡Cada vez tienes menos! Si sigues estas sencillas ideas verás como poco a poco eliminas esas losas de tu mente, ¡y de tu bolsillo!

Foto | David Lacarta