El otro día empezamos a ver cómo invertir nuestro tiempo en ser felices, lejos de depender siempre del dinero, para todo. Vimos cómo el rodearnos de personas queridas nos ayuda a ser más felices, cómo dedicar parte de ese tiempo libre a actividades que nos realizan es muy interesante, y también vimos cómo se puede disfrutar de una experiencia sin experimentarla.
Hay más formas de hacer del tiempo un generador de felicidad. Una de ellas es conseguir expandir el tiempo. No, no se trata de hacer que los días tengan 24 horas más dos horas de tiempo libre, sino que se trata de evitar la sensación de prisa, y por tanto, ser más conscientes del tiempo que disponemos para nuestro ocio.
Un ejercicio tan simple como respirar de forma pausada y más profunda nos puede hacer más conscientes de nuestro tiempo disponible. No es magia, ni ninguna medicina arcana, simplemente lo que hacemos es ponernos en modo "relax", y no tener tan presente la prisa, el plazo... todos los conceptos que nos impiden disfrutar del momento.
Incrementar nuestro tiempo discrecional, ese del que podemos disponer libremente a nuestro antojo, es importante para nuestra estabilidad emocional y para ser más felices. Si es necesario, se invierte dinero en él, y si no tenemos suficiente dinero, respiremos pausadamente, disfrutemos del momento y tratemos de hacer cosas que nos importen.
Esto que estamos discutiendo no tiene mucho que ver con "ser feliz sin un duro". Simplemente, se trata de que seamos capaces de ver que para ser felices no nos hace falta tener el dinero suficiente para comprar esa felicidad. Que la felicidad se consigue de muchas formas, empezando por nuestra propia forma de ver la vida.
Evidentemente, el dinero que podamos destinar a ocio es sin duda muy interesante, y necesario. Pero no es requisito gastar dinero para sentir la felicidad, y es en esos términos en los que pensamos que te podemos haber ayudado en estos dos artículos.
Foto | Young in Panama