Se llama Ingress, y es un juego multijugador masivo online basado en un mundo ficticio permanente de realidad aumentada. Si esto no te aclara mucho, sigue leyendo.

Imagina que tras una invasión alienígena, la raza humana se divide en dos bandos: los que confían en los invasores y colaboran con ellos para formar una nueva especie "evolucionada" y los rebeldes, que intentan echar de nuestro planeta a los aliens. Ambas facciones luchan por controlar puntos vitales de todo el mundo y compiten por hacerse con puntos neurálgicos distribuidos por todo el mundo llamados portales. Todo esto puede sonar al argumento de un videojuego cualquiera, pero en Ingress el campo de batalla es el mundo real y los personajes son personas armadas con un teléfono móvil y la aplicación del juego, que ya son más de medio millón.

Durante meses, los empleados de Google desarrollaron en secreto este curioso juego y disfrutaron actuando como conejillos de indias, convirtiéndose en los creadores del argumento del juego y en sus primeros jugadores. Después de una fase de prueba, la aplicación se puso a disposición del público y su éxito ha sido espectacular. La mecánica de Ingress combina la presencia y acciones reales del jugador con información y estadísticas que quedan reflejadas en el mundo virtual del juego. Lo emocionante es que no se trata de un simple videojuego para estar sentado: hay desplazarse a los lugares donde se libran las batallas por controlas los portales, cooperar con otros jugadores, planear los movimientos? exactamente igual que en una batalla real. Y es que, precisamente, uno de los objetivos de Ingress es difuminar el límite entre lo real y lo virtual.

Este juego no está en el mundo: el mundo está en este juego

Además de los miles de personas que se lo pasan bien jugándolo, hay una legión de entusiastas que se han dejado llevar por la pasión jugona y se cuentan historias que van desde fanáticos con el símbolo de su facción tatuado en el brazo hasta algunos casos de jugadores detenidos por la policía, que vio en ellos un comportamiento extraño. Por ejemplo, para hacerse con la preciada "materia exótica" que hace las veces de moneda en el juego, hay que recorrer determinados itinerarios e ir pisando puntitos blancos virtuales al estilo "comecocos". Pero los creadores de esos yacimientos de materia exótica a veces tienen el capricho de colocarlos debajo de puentes, en edificios oficiales o en lugares públicos.

El trasfondo de este juego es que se trata de una ingeniosa manera de recopilar datos para Google. En realidad ?y virtualmente-, los jugadores de Ingress están proporcionando una cantidad ingente de datos para mejorar y completar Google Maps y otras aplicaciones de la omnipresente marca. Como reza el propio eslogan de Ingress: "el mundo que te rodea no es lo que parece".