Dicen que cuando los exploradores ingleses llegaron a la misteriosa ciudad de Tumbuctú, en Mali, y encontraron los "rascacielos" de barro construidos por la población local, pensaron que los franceses se les habían adelantado y colonizado aquella parte de África, porque les parecía imposible que una civilización no europea fuese capaz de construir tales estructuras. Sin embargo, la capital de Mali, Bamako, eran algunos sentidos una verdadera metrópoli que mantenía relaciones culturales y comerciales con ciudades situadas a miles de kilómetros. Hoy día, Mali es un país empobrecido donde sólo medio millón de personas tienen acceso a Internet, de una población total de 15 millones. Uno de cada 30.
No es de extrañar que hasta el año 2012 el dominio .ml, perteneciente a este país, sólo tuviese registrados unos pocos cientos de nombres. Entonces, a las autoridades de Mali tuvieron la idea de contratar a una empresa holandesa, Freenom, para desarrollar y promocionar las telecomunicaciones del país. Una de las cosas que hicieron fue ofrecer de manera totalmente gratuita el registro de nombres con la extensión .ml a todo aquel que lo desease. Hoy día son 340.000 los dominios registrados, a los que se suman 100 más cada hora. El negocio está en que, si bien el registro es gratuito, mantenerlo después del primer año cuesta unos 10 $. Si bien es cierto que sólo el 1% de los usuarios que formalizan un registro deciden pagar para mantenerlo, incluso los nombres cuya propiedad no se renueva proporcionan beneficios, ya que dichos dominios siguen existiendo durante un tiempo, y reciben unos cuantos miles de clicks que, en conjunto, dan algo de dinero.
Una comprobación rápida en un portal de registro de dominios permite comprobar que los 10 $ anuales que cuesta mantener un nombre con la extensión .ml no son nada comparados con los 400 o incluso 600 de otros países africanos. Eso, sin contar con que para ciertos usuarios, esta extensión puede albergar atractivos insospechados. Pensemos, por ejemplo, en una compañía que se llame MoneyLine o en alguien cuyas iniciales sean precisamente M. L. Un ejemplo: registrar y poseer durante un año el dominio masmovil.ml costaría menos de 20 $, mientras que la misma operación llevada a cabo con un dominio de Níger (.ne) nos costaría más de 400. Curiosamente, los malayos se han convertido en el principal grupo de clientes para Mali, tal vez por la similitud de los nombres de sus respectivos países. Por su parte, Hawa Diakité, el avispado manager que el gobierno de Mali ha puesto a cargo de la comercialización de este insospechado recurso, piensa ofrecer su "producto" a los habitantes de Manila y Milán.
Obviamente, todo lo que es gratis atrae a gente genuinamente interesada en lo que se regala pero también a acaparadores y especuladores. Y, tratándose de Internet, también a timadores. En este sentido, no tardaron en aparecer páginas falsas que, usando la extensión .ml imitan a las webs .mil, que emplean sitios militares de Estados Unidos, como por ejemplo los marines. El hecho de que no se requiera documentación alguna, hacer que en caso de uso inapropiado resulte más difícil descubrir al responsable. Hace tiempo, los dominios .tk, de la pequeña nación de Tokelau, en Oceanía, quedaron a disposición de manera gratuita para todo el mundo. Actualmente hay más dominios de este país que de Rusia y China juntas.
Hay quien advierte de que, permitiendo el acceso de cualquiera a dominios asociados a un país, existe un riesgo de que el nombre de esa nación tiene asociado para siempre al de sitios web de dudosa reputación. Por otro lado, tal vez lo realmente interesante sería que fueran los propios habitantes de Mali quienes se aprovechasen de esta oportunidad. Pero, como advertía el comentario de un lector en el semanario The Economist, resulta revelador que ningún maliense haya expresado su opinión acerca de este asunto en ninguna de las páginas web que han recogido esta noticia.