WhatsApp no solo se ha convertido en un servicio de mensajería instantánea de sobra conocido por casi todos, un instrumento para conversar, crear grupos de intereses afines y conocer gente. Además, hoy, se está convirtiendo en una herramienta más para no desconectar del trabajo y estar siempre "enganchados" al jefe. Esto no es más que un paso más, una herramienta, para aquéllos empleadores que tienen la capacidad para exigir más allá de lo estrictamente profesional, y se convierte en una pesadilla para los empleados o colaboradores que no saben (o no pueden o quieren) decir que no.
Lo que está sucediendo es lo que ocurría con las herramientas de chat al principio de su andadura: muchas personas piensan que, si alguien está conectado, está dispuesto a hacer alguna tarea sea el día que sea. Eso no es más que un error, o un simple intento por aprovecharse del trabajador de una forma que podemos calificar, como poco, de abusiva.
La productividad no se lleva nada bien con lo urgente, sobre todo si lo urgente se manifiesta a deshora. Fuera del horario laboral no estamos atados ni obligados a atender peticiones peregrinas que se "comen" nuestro tiempo de ocio o familiar. Y es que hay urgencias, y urgencias. Ya vimos cómo no caer en las trampas de lo urgente, cómo evitar trabajar en exceso y cómo no estresarse ante el ordenador.
Por sí solos, esos tres artículos deberían bastar para comprender cómo podemos gestionar nuestro tiempo para sacarle el máximo partido, y cómo podemos ser capaces de silenciar los canales de comunicación más usuales para no ser molestados con algo que no sea verdaderamente urgente. ¿Verdad que no sacamos de su casa al frutero para que nos saque unos plátanos urgentemente a las 9 de la noche? Parece un ejemplo tonto, pero no lo es: el horario debe ser sagrado a menos que sea una cuestión de vida o muerte, casi literalmente.
El WhatsApp es un medio más para comunicarse. Puede utilizarse para el ámbito personal o para el profesional, pero si se usa para lo profesional debe ponérsele un coto, y todos los participantes deben saber "las reglas". ¿Que el jefe se molesta porque no respondemos a sus whatsapps un sábado por la tarde? Es su problema, así de sencillo. ¿Puede intentar represalias? Sí, claro, pero eso no nos debe asustar. Es verdad que el trabajo está caro este 2013, pero no se debe dejar la puerta abierta al abuso en ese sentido. Como con cualquier tecnología, hay que saber usarla para poder disfrutarla: el WhatsApp no puede ser menos.
En sin vuelta de Hoja | Consejos básicos de seguridad: Cuidado con lo que compartes por WhatsApp