En los años 90 había dos bandos claramente diferenciados: los fans de Sega y los fans de Nintendo. Ambas compañías se enfrascaron en una batalla que todavía retumba, conocida como “la guerra de las consolas”. Nintendo llevaba reinando en el mundo de los videojuegos desde los años 80 y Mario era una estrella en todo el mundo. Sega era una compañía más pequeña, pero con mucha actitud. El problema era que no tenía una estrella a la altura de Mario.
Sega, que ya venía apostando fuerte con su Master System y su icono Alex Kidd, sabía que necesitaba algo más para competir. No bastaba con tener buena tecnología: hacía falta una cara visible, un personaje capaz de plantar cara al fontanero italiano. La solución llegó en forma de mascota: un erizo azul llamado Sonic.
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¿Cuál es el origen de Sonic?
La creación de Sonic fue un movimiento estratégico. Desde Japón, un equipo liderado por Naoto Ohshima y Yuji Naka se propuso diseñar algo que fuera visualmente impactante, un concepto totalmente distinto. Mario representaba lo tradicional, lo sencillo y familiar. Sonic apostó por lo contrario: velocidad frenética, niveles con loopings, enemigos robóticos y una banda sonora que derrochaba energía. Incluso su actitud era diferente, ya que mientras Mario sonreía y saludaba, Sonic se cruzaba los brazos y se impacientaba si lo dejaban esperando.
El verdadero impulso internacional del personaje llegó desde Estados Unidos. Tom Kalinske, entonces presidente de Sega America, entendía que el mercado occidental necesitaba algo más que un buen juego. Bajo su dirección, Sega apostó por incluir Sonic the Hedgehog como título de serie con la consola Genesis y lanzó campañas de marketing que no tenían reparos en ridiculizar a Mario Bros y Nintendo. Esa estrategia, agresiva pero efectiva, logró que durante un breve pero significativo período Sega superara a Nintendo en cuota de mercado en Norteamérica.
La relación entre Kalinske y los altos mandos japoneses de Sega, en particular Hayao Nakayama, presidente de Sega Japón, fue siempre tensa. Kalinske proponía movimientos arriesgados y respondía con resultados, pero en Japón no siempre compartían su visión. Las diferencias culturales y estratégicas empezaron a afectar a la coordinación global de la empresa. Con la llegada del 3D, y tras tropiezos como el Sega Saturn, la empresa comenzó a perder terreno. Incluso Sonic, su mayor activo, sufrió las consecuencias de esa falta de dirección clara.
El fin de la Sega que conocimos
Lo que en su día fue una de las rivalidades más icónicas de la industria terminó transformándose en colaboración. Con Sega convertida en desarrolladora third-party tras la caída de Dreamcast, Sonic dejó de estar atado a una plataforma propia. En 2007, Mario & Sonic en los Juegos Olímpicos marcó el primer juego donde ambas mascotas compartieron cartel. Lo que en los 90 habría parecido una locura se normalizó. Hoy vemos a Sonic y Mario como socios, pero quienes jugaron en los 90 sabían que eran rivales.
Hoy en día Sonic está más vivo que nunca en múltiples formatos: videojuegos, series animadas y merchandising. Incluso tiene ya su propia trilogía de películas que han encandilado a toda una generación. Algo que ha conseguido Sonic y que es muy complicado para una marca y su marketing es trascender el tiempo y mantenerse fresco para las nuevas generaciones.
Aunque ya no es el símbolo de una consola que lucha por el primer puesto, sigue siendo uno de los personajes más reconocidos y queridos del medio. Su legado no está solo en su velocidad, sino en haber demostrado que sí era posible desafiar a Mario… aunque con el tiempo acabaran compartiendo podio.
En MASMOVIL esperamos que te haya resultado interesante la historia de Sonic. El erizo que llegó para competir contra Mario y acabó convirtiéndose en su aliado en otras tantas aventuras, sigue más de moda que nunca.