El precio de los gadgets que llevamos encima quizá sea cada vez más bajo, pero la suma traducida a euros de todo lo que podemos a llevar en una mochila a diario ?por no hablar de cuando salimos de viaje? puede ser de escándalo. De ahí que perder un gadget ?o, peor aún, una bolsa llena de ellos? sea un pequeño drama que a veces cause un estrés traumático en algunas personas. Si, además, incluimos al valor de los aparatos en sí el de los datos y contenidos que en ellos viajan, en muchas ocasiones irremplazables, apaga y vámonos.

¿Cuánto pagaríamos por recuperar una cámara en la que hemos guardado las fotos de toda una semana de vacaciones exóticas? ¿O por evitar que circulen por quién sabe dónde los secretos de la empresa que llevamos en la tableta? ¿O por el valor sentimental de ese iPod que nos regalaron y nos ha acompañado en tantas y tantas aventuras? Es imposible proteger a los pequeños gadgets de todos los tipos de robos, pérdidas o descuidos, pero hay algunos consejos que pueden ser útiles tanto a la hora de no perderlos como a la de recuperarlos.

  • Guardar los datos de contacto en el propio dispositivo. Esto incluye crear una entrada en la agenda que diga claramente "Yo" o "Propietario", un fichero de texto del tipo LEEME.TXT en los portátiles e incluso o ?una muy ingeniosa? una "foto número 0" en las cámaras, donde se incluya el nombre, teléfono y correo electrónico del dueño. Aunque en ocasiones nada de esto sirva si los dispositivos están protegidos con contraseña, puede que cierto porcentaje de buenos samaritanos encuentren la información y puedan localizarte. (Truco: "escribir" los datos personales en la imagen de fondo del modo "bloqueado" de los dispositivos).
  • El incentivo más viejo del mundo. Es tan popular que va incluido en la primera página de todas las libretas Moleskine de papel: un texto que dice "El propietario de este gadget es __________. En caso de encontrarlo, contactar aquí: __________. Hay una recompensa de ____ euros para quien lo devuelva". Es una buena prevención, un gran incentivo y la casilla del premio se puede dejar en blanco a la espera de saber qué hemos perdido y en cuánto lo valoramos en cada momento. (Anotar los números de serie previamente, publicarlos en Internet y ofrecer recompensas por los gadgets "sin preguntas" funciona también algunas veces.)
  • Todo bien marcado. Otra de las más viejísimas técnicas la conocen bien todos los padres con niños en edad de ir al colegio: cada objeto debe ir bien marcado con el nombre del propietario, sin excepciones. Se puede utilizar un rotulador de CDs de esos que no se borran, o incluso grabarlo en un lugar visible o debajo de la tapa de las baterías.
  • Tratar a las mochilas como al equipaje. Si llevas una mochila, no es mala idea añadirle una etiqueta como las de los equipajes facturados en los aviones: son resistentes y quizá quien la encuentre llena de aparatitos decida contactar al ponérselo fácil. Llevar encima tarjetas de visita y repartirlas en maletas, en la parte de atrás de las fundas de los teléfonos, tabletas y demás es otra solución rápida.
  • Activar el modo de rastreo GPS. Cada vez hay más teléfonos y tabletas que pueden recibir la señal del Wi-Fi o GPS de forma autónoma e informar de su posición al propietario si el terminal se pierde o lo roban ? consultándolo con una contraseña desde otro equipo. En iOS esta función se llama Buscar mi iPhone; también sirve con los iPad e incluso portátiles. En Android hay varias aplicaciones que sirven para lo mismo.
  • Complementos a prueba de pérdidas y robos. Llevar el móvil en una carcasa de colores chillones puede servir para no perderlo por descuido y a encontrarlo más rápidamente en cualquier situación; los colgantes tipo cordón también ayudan a que un gadget pequeño no se pierda y se vea más fácilmente. Hay quien aboga también por ponerle el sonido siempre al máximo al teléfono para poder usar el viejo truco de «llamarte a ti mismo» desde otro teléfono y localizarlo esté donde esté. Algunas de estas ideas pueden ser un poco incómodas para el día a día, pero adecuadas si uno va a emprender un largo viaje y necesita tenerlo todo ubicado durante las horas que dure.
  • Evitar el "efecto novedad". En mi experiencia un alto número de los despistes y pérdidas de aparatitos se producen por lo que podría llamarse «efecto novedad», que englobaría cualquier pequeño cambio sobre las costumbres y rutinas habituales. El caso típico es comprarse una mochila o una cartera nueva justo antes de un viaje y recolocar todos los gadgets, que tal vez no encajen bien, queden sueltos, etcétera. O estrenar un móvil o una tableta y que coincida con una complicada jornada de visitas y reuniones ? ni siquiera estaremos acostumbrados a su "tacto". Nos acostumbramos tan bien al peso y tacto de lo que nos rodea que si algo ha cambiado (por ejemplo una cámara nueva en el bolsillo) y la perdemos, no notaremos el problema fácilmente. En cambio, si llevamos el móvil de toda la vida siempre en el mismo bolsillo, o con el mismo cordón, nos saltará una alarma mental en cuanto no lo notemos allí y advirtamos con el tacto su ausencia. Así que, lo más recomendable: evitar las "novedades" en nuestras rutinas dentro de lo posible en esos "momentos críticos".

En cualquier caso, ante lo que suele ser inevitable, lo mejor es no estresarse y tomárselo con filosofía: perder un iPod es la mejor excusa para actualizarse a uno nuevo, con más memoria y más bonito; y la pérdida de un móvil siempre es un trauma, pero también, a continuación, una alegría al tener que hacerse, "por necesidad" (¡ejem!), con ese móvil de última generación soñado.