¿A ti también te ha pasado, has llegado tarde y no por una causa moralmente justificable?. Claro que puedes llegar tarde y decir que te has quedado dormido porque saliste de juerga hasta las mil, pero ¿es eso mejor que una pequeña mentirijilla? Correcto, sucumbiremos a la clásica excusa o a otras más curiosas. Cuidado con estas últimas, que aunque son graciosas, hay que saber utilizarlas. Las excusas normalmente tendrán que ver con el azar, la mala suerte o el despiste:

-Tengo amnesia transitoria y no me acorde que tenia que ir a trabajar.

-Me estaba cortando el pelo cuando la maquinilla se rompió y tuve que esperar a que abriera la peluquería para arreglarlo.

-Pensé que me había tocado la lotería pero luego al final no era el caso.

-Mi coche ha sido atacado por un oso

-Me han intentado secuestrar

-Pensé que tenia suficiente gasolina para llegar al trabajo, pero no fue así

-Ha entrado un mapache en mi casa y se ha llevado las llaves del coche

-Me deje puesta la hora de Londres

Está claro que no podemos controlar la suerte, pero a veces ocurre que lo que te ha pasado en realidad es menos creíble que cualquiera de las excusas que puedas poner. Es duro tener que inventarte algo como explicación a lo que te ha ocurrido realmente. Para esos casos siempre se pueden usar las mas típicas:

-Había muchísimo trafico para venir.

-Tenia la rueda pinchada del coche.

-No me sonó el despertador por cualquier motivo.

-Tuve que hacer algo en el último momento.

-Estaba haciendo algo y se me pasó la hora.

Si eres una mujer, por lo general no hacen falta las excusas porque es comúnmente aceptado que lleguéis tarde, aunque sea solo un poquito.

Otras veces intentaremos demostrar que somos una bellísima persona y eso nos ha impedido ser puntuales, que es normalmente otra de nuestras mejores cualidades: "Tuve que pararme a rescatar un lindo gatito de un incendio" o "Tuve que ayudar a encontrar a su mamá a un niño pequeño que se había perdido".

En estos casos suele ser mejor contar la historia con salero, que suena mejor.

Por último, hay gente que le echa morro, cosa que si se hace con gracia y sin abusar, puede ser un buen método. Ármate de valor y llega tranquilo, con toda la calma que sea necesaria, tú no te pones nervioso. No vas a poner una excusa, estás en el siguiente nivel.

-No he llegado tarde, es que no me apetecía venir antes de las 10:00.

-Lo siento es que tenía el viento en contra.

-¡Llegas tarde!- Ya, es por cambiar un poco.

-No era necesario llegar tan pronto hoy.

En cualquier caso, si no quieres ir a trabajar, por favor no mates a tu abuela varias veces. Llegar tarde es normal, siempre y cuando no lo hagas frecuentemente, entonces quizás te busques algún problemilla.