Es probablemente la idea más fascinante y ambiciosa de la actualidad tecnológica. Hace al menos dos años que Google puso en marcha un departamento independiente, llamado X, al que le encargó que "pensara en grande". Y lo hizo. Si hoy hay 2.400 millones de internautas en el mundo, pronto podría haber 5.000 o incluso 7.000 millones. ¿Y cómo llevar Internet a zonas remotas o en vías de desarrollo, de una manera económicamente viable? Ni con satélites, ni con aviones. Con globos.

Y digo "al menos dos años" porque no se conoce exactamente cuándo nació el laboratorio X, inicialmente clandestino. Hoy, no sólo no es un secreto, sino que medios de comunicación y la propia empresa hablan de ello con relativa frecuencia. A largo plazo, el proyecto de los globos es posiblemente la apuesta de futuro más ambiciosa del gigante de Internet. Más -sin ánimo de quitarles mérito- que las gafas inteligentes Google Glass o que el coche que conduce solo.

Seamos francos, el globo aerostático no es en absoluto un invento novedoso, pero sí lo es dotarlo de tecnología para un fin de esta magnitud. Puede que lo único que hacía falta era desaprender, como dice el anuncio de ING Direct. Y puede que sea esta voluntad de olvidar paradigmas lo que impulsó a Google a explicar su proyecto Loon en la voz de un niño.

Al parecer, Google habría lanzado ya algunos globos a la estratosfera de Nueva Zelanda y algunas zonas de África. Se trata por ahora se proyectos piloto, pero es un comienzo.

Vayamos por partes. ¿Por qué globos? Pues porque son infinitamente más baratos que desplegar una red de antenas y repetidores, o que hacerlo a través de satélites. ¿Y los aviones? Podría ser una opción, pero Google tendría que ceñirse a rutas establecidas por las aerolíneas.

Pero, ¿no hace mucho viento ahí arriba? Mucho. La idea es que los globos vuelen a unos 20.000 metros de altitud (los aviones van a unos 10.000 metros, y los satélites, a unos 100.000). Como imposible controlar al 100% dónde se encuentra un globo, fácil: lanzamos muchos. Al parecer Google lleva años estudiando las corrientes de aire en la estratosfera y ha desarrollado una tecnología capaz de identificar dónde se encuentra cada uno de ellos, moverlos entre distintas corrientes de aire para garantizar una buena cobertura, y posiblemente también calcular su vida estimada y dónde podrían caer cuando se estropeen. O incluso podría hacerlos descender antes del fin de su vida útil, para controlar mejor su recogida.

Los globos, de 15 metros de diámetro, funcionan con energía solar y están fabricados con componentes reciclables.

¿Qué gana Google? No parece a priori que Google vaya a ponerse a competir con las operadoras de telecomunicaciones. Tampoco le hace falta. Google gana dinero principalmente de la publicidad online por lo que cuantas más personas navegan por Internet, más dinero gana.

Este sistema, en principio, sería válido tanto para regiones en vías de desarrollo como -quién sabe- las grandes llanuras de algunos países europeos o el interior de EEUU. Solo África es ya una oportunidad que muchos quisieran para sí: 1.100 millones de habitantes, de los que solo unos 100 millones tienen acceso a Internet.

Todo es posible. Eso sí, no será inmediato. Desplegar globos con conectividad a Internet en el cielo puede enfrentarse con regulaciones estatales en materia de espectro radioeléctrico, seguridad nacional, competencia? También habría que estudiar cómo lanzar y recoger los globos sin entorpecer el tráfico aéreo.