Cocinar mal no es ningún crimen. Además, de algo tienen que vivir los fabricantes de conservas, congelados y precocinados, además de los restaurantes y cadenas de comida rápida. Lo malo empieza cuando uno pilla una indigestión de episodios de Master Chef, libros de Karlos Arguiñano y entrevistas a Ferrán Adriá y empieza a pensar que eso del milhojas de salmón con queso azul y setas salvajes con bechamel sobre un lecho de cerezas maceradas al vino dulce y trufa de coco flambeada con hidrógeno líquido lo puede hacer cualquiera. Desengañémonos: no es así.

Una cosa es el mundo Instagram, donde todo es perfecto y las recetas siempre salen bien, y otra cosa es el mundo real, donde las cremas tienen la consistencia de una sopa, la carne a la brasa requiere la presencia de los bomberos, las hamburguesas de tres pisos acaban desparramadas y las galletas al horno acaban pareciendo un mapa de Oceanía. ¿Habéis hecho la digestión? Pues vamos a repasar algunos "epic fails" culinarios que nunca debieron difundirse?

En la receta visual de las fotos de arriba parecía todo tan fácil. Y sin embargo, la fuerza de la gravedad se empeñó en demostrarnos que no bastan un pegote de chocolate y un horno para hacer galletas. Si al menos fuese redonda...

Extraño. Todo está ahí: los huevos, el pimiento, incluso dos simpáticas rodajas de tomate. Entonces, ¿qué salió mal? O mejor dicho, ¿es que algo ha salido bien? Bueno, sí, la imagen ha salido bien enfocada y con una luz estupenda.

He aquí la manera perfecta de mandar a un niño a la cama con hambre y probablemente con pesadillas garantizadas. La comida debe ser, ante todo, comestible. Si además intentamos hacer de ella algo mono o simpático, nos arriesgamos a cosas como esta.

A no ser que esto sea un ejemplo de "deconstrucción" culinaria al más puro estilo de "El Bulli", tenemos que calificarlo como simple y llanamente un asquito. De verdad, nos habríamos comido encantados todas esas chuches por separado, pero así... así no. Gracias.

Terminamos con un llamamiento a todos los aficionados a Pinterest y similares que estén ansiosos por compartir sus creaciones culinarias con el resto del mundo. Por favor, si no es realmente comestible, no le hagáis una foto. Sin pruebas no hay delito.