La protagonista bebe una Coca-Cola mientras teclea en su Mac. Ya le has visto en varias escenas conduciendo un BMW. Y sus gafas de sol son Ray-Ban. En algún momento se toma un café en un Starbucks. ¿Necesidades del guión o publicidad? Seguramente, lo segundo. Desde hace décadas es habitual que las grandes marcas coloquen su producto en filmes y series que llegan a millones de espectadores. Quizá nos levantemos del sofá cuando llegan los tradicionales anuncios, pero estaremos viendo igualmente publicidad cuando un actor bebe una determinada marca de cerveza, utiliza un móvil en el que se ve claramente el logo del fabriante, conduce determinado coche o va a comer a cierta cadena de restaurantes por "necesidades del guión".

Ejemplos de product placement, o emplazamiento de producto.

Apple, por ejemplo, es un habitual en las películas.Sus Mac, iPhone e iPad se han colado en cientos de escenas. Eso sí, la compañía no paga por este emplazamiento de producto. Simplemente, regala a las personas idóneas en Hollywoodd equipos de la manzana y su aura de marca cool hace el resto. Por ejemplo, en Misión Imposible 4 la marca de Apple pasó más de cinco minutos en pantalla en diferentes escenas. Según un estudio de la empresa Front Row Marketing Services, si hubiera pagado por este emplazamiento de producto, habría tenido que desembolsar 23,5 millones de dólares.

La marca de cerveza Budweiser apareció en 2013 en un 23% de las películas más taquilleras de EEUU. Desde Iron Man 3 hasta Star Trek: En la oscuridad, pasando por Nebraska, La noche más oscura o El hombre de acero. Botellines, latas y carteles de esta marca estadounidense de cerveza lager por doquier.

A comienzos de los ochenta, las Ray-Ban Wayfarer no estaban ni mucho menos de moda. Alguien tuvo la idea entonces de colocar las gafas de sol en una película. El personaje que interpretaba Tom Cruise las lleva en la comedia Risky Business, de 1983. Ese año, se vendieron 360.000 unidades, multiplicando por veinte la cifra de tan sólo dos años antes. El emplazamiento de producto diseñado colocó este modelo de gafas en un total de sesenta películas y series durante cinco años. Fue todo un éxito. Tres años más tarde, Tom Cruise volvió a popularizar otro modelo de Ray-Ban, las Aviator, gracias a su papel en Top Gun.

James Bond siempre utilizaba un Aston Martin. Pero en Goldeneye (1995), la primera película protagonizada por Pierce Brosnan, el coche del espía 007 era un flamante Z3 de BMW. Y es que la marca automovilística había firmado un acuerdo con los productores para colocar sus coches en tres películas de la popular saga. Y funcionó: el mes en el que se estrenó la película, BMW recibió 9.000 órdenes de compra del nuevo Z3.

En Naúfrago, aparece continuamente FedEx, la aerolínea de transporte de paquetes. Su director, Robert Zemeckis, aseguró entonces que no había emplazamiento de producto: FedEx no había pagado nada por conseguir que se utilizaran los paquetes con su logo. Sin embargo, se supo posteriormente que FedEx fue proveedor de servicios durante el rodaje. Incluso en el filme aparece el fundador de la compañía pronunciando un discurso.